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Pros y contras de ser freelance

  • 06 Abr 2019
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Ser un Freelance significa trabajar por cuenta propia, realizando proyectos determinados para terceros, y recibiendo un salario en base al resultado y no al tiempo que te lleve el proyecto. Sin embargo, no todas las profesiones permiten ser freelance, pero en las que sí se puede dar esta opción se dan características propias que hacen que tu calidad de vida aumente en muchos sentidos, y que de la misma forma surgen inconvenientes que pueden hacer insostenible esta decisión.

 

Cambio de ciclo de vida

Cuando hemos desarrollado una experiencia suficiente trabajando en una empresa y finaliza nuestra relación, ya sea por cuestiones familiares o por decisiones de la propia empresa, puede haber llegado el momento de un cambio de enfoque.

Las profesiones más proclives a ser freelance tienen que ver con cuestiones creativas: escritores, diseñadores gráficos, periodistas, fotógrafos, cocineros, ilustradores, expertos en ingeniería… Pero también existen especialistas en economía, derecho y tecnología que pueden optar por esa forma de empleo.

Generalmente, los trabajos de freelance más creativos permiten que puedas manejar tus propios horarios. Tú administras tu tiempo y puedes decidir qué días trabajas y qué días no. Esto permite que concilies con mayor autonomía, puedes decidir a qué actividades de tus hijos y familia te sumas, y ver a tus amigos a cualquier hora del día. Para esto debes tener mucha disciplina y tener en cuenta que cuando trabajas debes centrarte en tus tareas.

 

Desventaja

Todo lo anterior puede significar una desventaja para una persona que carece de autodisciplina. Por otro lado, puede llevar un tiempo obtener algún beneficio y además puede haber problemas de efectivo si los clientes no pagan a tiempo, lo que provoca una incertidumbre sobre los ingresos. Además de que al no estar en planilla, se carece de beneficios laborales como seguro médico. Aquí también es importante la personalidad del freelance ya que debe prever la cobertura este tipo de riesgos. Y para algunas personas también es un problema el hecho de no tener compañeros con los que hablar o que te proporcionen cierto apoyo en determinadas situaciones.

 

Tu elijes tus proyectos

Siendo freelance, siempre puedes re-enfocar tu profesión hacia tus propios intereses, rechazando proyectos que no te motiven o que no te aporten aprendizaje o popularidad, y pelear por conseguir clientes y proyectos que realmente supongan para ti un reto apasionante. Tú eres tu propio jefe, y tú marcas tu destino.

 

Desventaja

Pero no es oro todo lo que reluce, y el día a día del freelance tiene muchos sinsabores. El más complicado es que precisamente todo depende de ti mismo. Y en especial la disciplina la fuerza de voluntad son valores que siempre debes llevar al máximo y que en ocasiones te harán flaquear.

Cuando has pasado casi toda tu vida trabajando para una empresa, cambiar el chip y mantener al día todas tus tareas sin nadie que te supervise, te complemente y te ayude a gestionar otras cuestiones de intendencia resulta agotador.

Porque el autónomo no solo debe saber hacer su trabajo, sino convertirse en un comercial de su propia marca, además de un administrativo capaz de llevar una contabilidad rigurosa de todos sus ingresos y gastos, y de presentar los impuestos a su debido tiempo.

Además, la inestabilidad es muy alta cuando eres freelance. El trabajo nunca está asegurado y hay que estar muy pendiente de las tareas que debes hacer para tus clientes, y además ir buscando nuevos proyectos para acometer próximamente. Eso hace que decir “no” a los clientes resulte muy difícil, y en ocasiones el trabajo se acumule, forzándote a trabajar muy por encima de lo que harías en una empresa, incluso los fines de semana. Y que, sin embargo, existen épocas del año en las que no tengas nada que hacer porque los proyectos han dejado de llegarte.



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