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CENTA incursiona en investigación de prototipos de tecnologías agroecológicas

  • 08 Ago 2019
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El Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal "Enrique Álvarez Córdova" (CENTA), en conjunto con algunos laboratorios y la Unidad de Recursos Naturales evaluarán efectos de dos prototipos de tecnologías agropecuarias.

 

El CENTA, a través de la Unidad de Recursos Naturales y en coordinación con los laboratorios de Química Agrícola, Microbiología y Parasitología Vegetal, evaluarán los efectos de dos prototipos de tecnologías agroecológicas: los microorganismos de montaña sólidos y el supermagro.

 

El objetivo de dicho estudio es brindar el sustento científico para el control de patógenos causantes de tres enfermedades del cultivo de tomate.

 

La investigación es apoyada técnica y financieramente por la Cooperación entre Corea y América Latina para la Alimentación (KolFACI), mediante el proyecto "Aplicación de tecnologías de manejo agroecológico sostenible de suelos para mejorar la fertilidad en los sistemas productivos".

 

El coordinador de la Unidad de Recursos Naturales, Faustino Portillo, explicó que con la investigación pretenden dar respuesta a la composición de microorganismos benéficos y su antagonismo a los patógenos del tizón temprano, tizón tardío y marchites bacteriana, enfermedades que atacan el cultivo del tomate.

 

Este esfuerzo obedece, de igual forma, a que las familias productoras ya están incursionando con la agroecología, y observando resultados positivos, tanto en las producciones, recuperando fertilidad y vida del suelo, y por ende produciendo alimentos más sanos. Pero no existe un estándar de aplicaciones y procedimientos, esa es la mira de los técnicos del programa de Recursos Naturales.

 

Con esta estandarización de uso y aplicación de los microorganismos sólidos y el supermagro se prevé definir los tipos de materiales (ingredientes) para su preparación, equipo, procedimiento, dosis, cantidad, peso y promedio de fórmulas que a la postre se les transferirá a las familias.

 

El protocolo de investigación incluye la fase de laboratorio, invernadero y verificación de campo, proceso que tendrá una duración aproximada de 2 años; e inició con un taller de estandarización de los dos prototipos, los microorganismos de montaña sólidos y el supermagro.

 

Los responsables de la investigación añaden que el trabajo será coordinado en la fase de campo junto a extensionistas de las agencias de Cojutepeque, Sonsonate, Texistepeque, San Martín, Nueva Guadalupe, San Pedro Nonualco, Sesori, San Vicente y Guacotecti, que serán las encargadas de llevar parcelas de validación para observar su comportamiento agronómico en campo con la aplicación de estas tecnologías.

 

De acuerdo a Carlos Mauricio García, responsable del protocolo de investigación y coordinador del proyecto CENTA KoLFACI, desde mayo socializaron el proyecto para planificar, formular y elaborar la propuesta de investigación agroecológica junto con los técnicos.

 

"En el 2020 esperamos ofrecer una tecnología sostenible y amigable con el ambiente debidamente cimentada científicamente para el control de patógenos en el cultivo de tomate y ayudar a revertir la degradación del suelo aplicando microorganismos de montaña sólidos y líquidos", detalló García.

 

Por esa razón, el involucramiento del laboratorio de Microbiología contribuirá con el aislamiento e identificación de los microorganismos con los que los investigadores y técnicos están trabajando y definiendo cuáles son los biocontroladores benéficos (hongos y bacterias) que ayudan al tomate y otros cultivos; sin necesidad de recurrir a agroquímicos.

 

"En la fase de invernaderos se adicionará en la planta de tomate los microorganismos líquidos con diferentes dosis, además se agregará patógenos de las enfermedades como el tizón temprano, tizón tardío y marchitez bacteriana, en la que comprobaremos si el bioproducto protege a la planta contra estas enfermedades", indicó Beatriz López, coordinadora del Laboratorio de Microbiología.

 

Asimismo, el laboratorio de Química Agrícola desarrollará en los dos prototipos análisis físico-químico; es decir conocer el contenido de nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio y azufre, además se determinarán el contenido de microelementos como hierro, cobre y zinc, contenidos en los microorganismos sólidos y líquidos.  

 

Además, en este esfuerzo se une el Laboratorio de Parasitología Vegetal que realizará el proceso de verificación de campo y diagnóstico fitopatológico de la identificación de microorganismos patógenos del cultivo de tomate.



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