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Contra el COVID-19: ¿Martillo o chipote chillón?

  • 31 Ago 2020
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La estrategia seguida por nuestros países ante la pandemia ha consistido principalmente en “aplanar la curva”. Es decir, disminuir la velocidad de transmisión del COVID-19 para no saturar la capacidad de los sistemas de salud, a través de medidas de distanciamiento y aislamiento social, incluyendo cierre de fronteras, restricciones vehiculares y control de la libertad de movimiento de los ciudadanos. Esta etapa de confinamiento es lo que Pueyo ha denominado el Martillo. El 22 de marzo, Pueyo mencionaba que “Necesitamos medidas duras e inmediatas para atacar el Coronavirus. Sólo hará falta aplicarlas durante unas pocas semanas. No habrá un pico de infecciones más tarde. Si no adoptamos estas medidas, habrá millones de infectados, muchos necesitarán cuidados intensivos y muchos morirán porque el sistema de salud habrá colapsado. Estas medidas se pueden implementar a un costo razonable para la sociedad.”

 

A cinco meses del artículo de Pueyo, analizando un índice de movilidad de las personas provisto por Facebook, que mide la variación en movilidad de las personas respecto al mes de marzo a través de la información mandada por los teléfonos celulares. Se puede ver que efectivamente muchos países recurrieron al confinamiento para controlar la transmisibilidad del virus. Por continentes, Europa alcanza su punto de movilidad mínimo el 30 de marzo, y es la región que más rápido ha regresado a los niveles de movilidad del mes de febrero. Oceanía tiene su punto mínimo el 6 de abril, y es actualmente el continente con menor movilidad. África y Asia tienen también como punto mínimo de movilidad el 6 de abril, pero actualmente son, después de Europa, las dos regiones con mayor movilidad respectivamente. Nuestra región presenta su punto mínimo de movimiento la semana del 23 de marzo, y su regreso a la movilidad ha sido lento (Figura 1).

 

Figura 1.- Promedio semanal de la movilidad por continente.



Por supuesto, cada país tuvo diferentes niveles de caída en la movilidad, en diferentes momentos del tiempo de acuerdo con sus capacidades institucionales, operativas y sociales, y también de acuerdo con la evolución de la pandemia. Si comparamos la movilidad de los países de América Latina se encuentra que la fecha de movimiento mínimo es el 6 de abril para la mayoría de los países, salvo por Brasil, que su punto mínimo se da una semana antes. El país con el punto más bajo en movilidad es El Salvador, y junto con Bolivia uno de los países que más han tardado en aumentar su movilidad. En contraste, Brasil, Uruguay y México son los países que menos disminuyeron su movilidad en la región. Al momento de escribir este texto, Costa Rica es el país de la región con menor movilidad semanal de acuerdo al indicador utilizado (Figura 2).

 

Figura 2.- Promedio semanal de la movilidad por país de América Latina.



Sin embargo, la movilidad es sólo una parte, hay que ver esta información con el crecimiento de nuevos casos para ver las relaciones entre una variable y otra. Para eso usamos los datos de casos diarios de la Universidad Johns Hopkins para poder cruzar la información de movilidad con la de casos diarios; recuérdese que el objetivo principal de disminuir las interacciones de las personas es disminuir la velocidad de propagación, aplanar la curva y evitar la saturación del sistema de salud.

 

Al revisar esta información entre países, desde el mes de marzo hasta la semana del 17 de agosto, se pueden observar algunos patrones comunes entre países. Así, la relación entre el promedio semanal de casos diarios y el promedio semanal de la movilidad en los países europeos tuvieron un compartimiento muy similar, en el que la disminución de la movilidad se da en el periodo del mayor número de casos diarios reportados, seguido por una disminución del promedio semanal de casos diarios, pero también de un aumento constante de la movilidad, sin que ese aumento de movilidad ser transforme en un regreso a las condiciones iniciales de mayor número de contagios diarios, como se observa en la figura 3, con Alemania, Francia, Italia, Dinamarca e Irlanda; también se ve que España llevaba este mismo comportamiento hasta la última semana donde tuvo un aumento de casos incluso superior al de las semanas de marzo, su peor momento de la pandemia.

 

Figura 3.- Promedio semanal de la movilidad (línea azul) y promedio semanal de casos diarios reportados de COVID-19 (barras naranjas) por país, con escalas diferentes para contrastar los patrones entre países.


Cuando se revisan los países de América Latina el patrón es diferente, la caída en movilidad se da con poco nivel de casos diarios reportados, y a medida que se aumenta la movilidad, los contagios siguen aumentando. Este patrón se va repitiendo en prácticamente todos los países de la región, salvo por Uruguay y Chile, y en una primera etapa Costa Rica, ver figura 4. En otras palabras, en América Latina la efectividad al martillo no fue similar a la de Europa, Canadá, Oceanía u otros países de Asia.

 

Figura 4.- Promedio semanal de la movilidad (línea azul) y promedio semanal de casos diarios reportados de COVID-19 (barras naranjas) por país.






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