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La formación continua es clave para la cuarta Revolución Industrial

  • 11 Jun 2019
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Es difícil pensar en la empleabilidad sin tener en cuenta el contexto mundial en el cual vivimos. Hoy la cuarta revolución industrial nos presenta desafíos que se deben enfrentar en conjunto con el sector público y el privado.

En medio de esta revolución, es fundamental preparar mucho mejor a los estudiantes en áreas como matemáticas, comprensión lectora o el dominio del inglés como segunda lengua, así como en desarrollar la capacidad de análisis, la comunicación, la resolución de problemas.

La inteligencia artificial como nuevo factor de producción, los cambios en las modalidades tradicionales de trabajo y la reconfiguración del mercado laboral, y las nuevas tecnologías demandan la reconversión de muchos trabajadores y la actualización continua de los conocimientos requeridos para el trabajo.

Todos estos desafíos deben dirigir a los países a lograr esfuerzos hacia una nueva agenda que se ajuste a las necesidades de las empresas y de los trabajadores, acortando la brecha entre oferta y demanda laboral, y mejorando las condiciones de empleabilidad de las personas para aumentar la competitividad.

Esta nueva agenda debe hacer foco en la formación continua, de manera que todos los trabajadores tengan la oportunidad de potenciar y actualizar constantemente sus conocimientos, y adaptarse así a los cambios del mundo laboral.

¿Por qué la cuarta Revolución Industrial modificará la educación?

Según el Informe sobre el desarrollo mundial 2019 (WDR, por sus siglas en inglés), del Banco Mundial, sobre “la naturaleza cambiante del trabajo”: “No ha habido un momento de la historia en que la humanidad no esté preocupada por

Si se tiene en cuenta la evidencia histórica, la tecnología siempre ha generado más puestos laborales de los que ha destruido. Además, un estudio de Deloitte encontró que en Reino Unido la IA ha destruido 800 mil empleos desde 2001, pero propiciado 3,5 millones nuevos. Además, estos pagan en promedio 13.000 dólares al año más. Con cada nueva tecnología en la historia ha ocurrido el mismo resultado.

Por ello, es fundamental desarrollar una fuerza laboral con más competencias de alta complejidad intelectual (como análisis de datos y pensamiento crítico) y competencias socioemocionales (como la sociabilidad, la resiliencia y la empatía).

Estas son, a la vez, las más difíciles de automatizar y las más transversales, útiles sin importar el campo laboral al que se dedique; es decir, donde los empleados pueden encontrar un valor agregado. Y, por otro lado, una fuerza laboral que pueda adaptarse a los cambios más fácilmente, actualizarse al mismo ritmo que los avances tecnológicos.

Según el documento del Banco Mundial, “las computadoras todavía son muy malas para simular la interacción humana. Leer la mente de otros y reaccionar es un proceso inconsciente, desarrollado por miles de años de evolución. En el ambiente laboral, es fundamental que las personas sean capaces de trabajar en equipo, resaltar las ventajas individuales y de adaptarse a los cambios. Esa interacción rutinaria es el núcleo de la ventaja humana sobre las máquinas”.

Las competencias socioemocionales tienen otra ventaja más: son transversales. Son casi igual de útiles en cualquier campo laboral. Por ello muchas empresas se enfocan en apostar por la inteligencia socioemocional. Diferentes competencias blandas pesan más en distintas labores. Según el estudio “Social and Emotional Skills”, las competencias que mejor predicen el buen desempeño laboral y el salario son: la persistencia, el autocontrol, la confiabilidad y la orientación al logro.



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