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Una mirada a la corrupción y al fraude en las empresas

  • 10 Jul 2020
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Se calcula que el fraude y la corrupción representan un costo del 5% en el volumen de negocios de las empresas, y eso tiene un alto impacto en los precios finales para los consumidores. Un estudio de INCAE Business School y la firma KPMG pone en perspectiva la opinión de altos ejecutivos latinoamericanos al respecto.

 

Los hallazgos del estudio “Una mirada al tema de corrupción y fraudes en las empresas de América Latina” reflejan que las empresas latinoamericanas consultadas experimentan dificultades para admitir como un riesgo la existencia de actos de corrupción. De hecho, el 68% de los ejecutivos contestó que la corrupción es un fenómeno de escasa incidencia, aunque el 53% admitió que hablar sobre el tema y reforzar sus organizaciones es algo relevante.

 

Desde la perspectiva de Luis Cuenca, profesor de INCAE Business School que participó en el estudio, esa forma de percibir la corrupción y el fraude de parte de las empresas tiene que ver con que estos se constituyen en un crimen de cálculo, pues quienes lo practican, a menudo, lo hacen tomando en cuenta una relación costo-beneficio. “Cuando las compañías y personas dentro de ellas hacen el cálculo, determinan que el beneficio es mayor que el costo”, explica. Y eso se da por lo difícil que resulta vencer la impunidad, pero también porque el diseño de las instituciones no logra evitar los conflictos de interés y el exceso de discrecionalidad.

 

En segundo lugar, esa opinión obedece a que no se sabe cuáles son las manifestaciones de la corrupción y cómo combatirlas. “Existe necesidad de sensibilización y formación en relación con la corrupción y los delitos económicos en general”, refiere.

 

El 46% de los consultados afirmó que la corrupción se promueve en los altos mandos del gobierno, a pesar de que ambos sectores, tanto público como privado, tienen la misma responsabilidad de establecer herramientas que prevengan la realización de comportamientos ilícitos; así como de aplicar las medidas necesarias para sancionar estos comportamientos. El 56% externó que existe poco compromiso en la alta administración de las empresas para prevenir la corrupción y los delitos económicos.


“El fraude y la corrupciónimpactan la rentabilidad de las empresas, pero también los precios finales para los consumidores. Es crucial que eduquemos a los ejecutivos para que hagan un diagnóstico correcto al respecto”.

Luis Cuenca, profesor de INCAE Business School.

 

Los detonantes y los impactos

Sobre los detonantes de la corrupción, Cuenca habla de una amplia creencia en que la corrupción y el fraude se producen por faltas a la ética individual. De hecho, la encuesta evidenció que entre los ejecutivos entrevistados existe la percepción de que la carencia de ética individual genera estos actos, algo que difiere con lo que muestran otros estudios globales, como el Global Profile of the Fraudster, de KPMG (2016), que los atribuye a los controles débiles y a la colusión o pactos con un tercero.

 

El 47% de los altos ejecutivos contestó que los actos de personas específicas y carentes de ética fueron los disparadores de estos casos en sus organizaciones; mientras que un 32% establece que esta se debe a presiones externas. Eso demuestra que las organizaciones no están asumiendo su propia responsabilidad en la prevención de la corrupción.

 

En relación con el impacto a la rentabilidad, se calcula que estos fenómenos tienen un impacto del 5% en el volumen de negocios de las empresas, algo que incide en los precios finales para los consumidores. Por otro lado, Cuenca se refiere a que las práctica corruptas desincentivan a las organizaciones que sí hacen bien las cosas. “Si las ventajas competitivas en ciertos mercados se consiguen con corrupción, “¿para qué voy a ser una empresa innovadora y eficiente? Si mejorar mis procesos y ser más productivo no me permite ser la empresa más competitiva en procesos ligados al Estado, ¿qué estamos promoviendo?”, sostiene.

 

El 40% de los ejecutivos afirmó que la corrupción provoca un impacto negativo en el desempeño y la competitividad de las organizaciones, cuyas consecuencias podrían ser un daño significativo en la reputación corporativa y perjuicios económicos.

 

Propuesta para la erradicación

Como propuesta del estudio, se contempla que para combatir la corrupción en las empresas las altas gerencias deben empezar por crear un efectivo sistema de comunicación interna, para concientizar y capacitar a todo el personal sobre la visión, las políticas y los protocolos de la organización en el tema.

 

Los resultados, dice Cuenca, confirman la importancia de aumentar la formación y la promoción de las mejores herramientas para prevenir, detectar y erradicar el fraude y la corrupción en la región, tanto en el mundo público como en el privado.

 

Es relevante, agrega, la educación de los ejecutivos en las empresas, para que hagan un diagnóstico correcto de los factores que llevan al fraude y la corrupción. “La encuesta refleja que seguimos pensando que las auditorías externas o internas son la solución mágica para erradicar estos problemas”, apunta. Sin embargo, también se demuestra que la mayor parte de casos son detectados por otros medios, entre ellos, el más importante, los canales de denuncia seguros en los que se proteja a quienes deciden hablar y se tomen en cuenta las denuncias anónimas.

 

Federico García, socio advisory de KPMG Costa Rica, opina que el combate al fraude y la corrupción nace desde los órganos de gobierno corporativo, y debe permear en la organización a través de su cultura organizacional, mediante el establecimiento de programas formales anti fraude y corrupción.

 

Cuenca se refiere a dos grandes desafíos. El primero, formarse en la temática, entender bien sus causas y tomarse en serio la instalación de sistemas de cumplimiento, control y riesgo orientados a la prevención. El segundo es más complejo, pues se requiere de  que el sector privado y el público hagan una agenda común para erradicar esas prácticas en las empresas y en los Estados.


“El combate al fraude y la corrupción nace desde los órganos de gobierno corporativo, y debe permear en la organización a través de su cultura organizacional”.

Federico García, socio advisory de KPMG Costa Rica.

 

Para el estudio de INCAE y KPMG se tomó la opinión de más de 1000 ejecutivos de 18 países de América Latina y el Caribe. El 23% de ellos trabaja en compañías con ventas de más de US $50.000.000.



Conclusiones del estudio

·     Prevención: eje transversal.

·     La denuncia: un aliado para prevenir y detectar.

·     El reto: identificar, controlar, disuadir.

·     Los responsables de la lucha contra la corrupción y el fraude: la alta gerencia, especialmente la junta directiva y la gerencia general.

 



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