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Alicia Bárcena subraya urgencia de un fondo de resiliencia regional

  • 14 Sep 2020
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La Secretaria Ejecutiva de la CEPAL participó en la tercera Conferencia Anual de la Alianza Mundial de Investigación para la Financiación y la Inversión Sostenibles, donde advirtió sobre la necesidad de reformar la arquitectura financiera internacional.

La Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, subrayó hoy la urgencia de establecer un fondo de resiliencia regional como vehículo para la adaptación de las inversiones verdes para reconstruir mejor post pandemia y advirtió sobre la necesidad de implementar una reforma a la arquitectura financiera internacional que, entre otras medidas, permita ampliar el apoyo financiero a los países pequeños de ingresos medianos altamente endeudados y vulnerables al cambio climático.

La alta funcionaria de las Naciones Unidas fue la principal oradora en la jornada de cierre de la tercera Conferencia Anual de la Alianza Mundial de Investigación para la Financiación y la Inversión Sostenibles, en la que abordó la acción climática en tiempos de crisis de la deuda.

Durante su intervención, Alicia Bárcena recordó que en América Latina y el Caribe el cambio climático tiene efectos asimétricos. Precisó que, si bien la región contribuye con el 8,3% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, es particularmente vulnerable a los impactos negativos del cambio climático. Esta asimetría se observa también al interior de los países, lo que da lugar a una doble desigualdad, agregó.

La máxima representante de la CEPAL puntualizó que entre 1970 y 2019, América Latina y el Caribe fue afectada por 2.309 desastres que afectaron a 297 millones de personas y costaron más de 437.000 millones de dólares. Advirtió que los costos estimados asociados a los principales impactos físicos de un aumento de la temperatura de 2,5 °C oscilan entre el 1% y el 5% del PIB de la región, y subrayó que las repercusiones en la agricultura, las sequías, los efectos en la salud y las zonas costeras, son particularmente preocupantes.

Recordó que la pandemia provocada por el COVID-19 llegó en un momento climático crítico para el planeta.

“El período 2016-2020 será el quinquenio más cálido que se haya registrado, el aumento del nivel del mar a nivel mundial está aumentando, la extensión de los hielos marinos ha disminuido a un ritmo del 13% por decenio, la pérdida de hielo de un glaciar equivalente a un meteorito por año y la capa de hielo se desprende”, alertó.

Alicia Bárcena añadió que el impacto de la pandemia provocará la peor contracción en un siglo en América Latina y el Caribe, con una caída del PIB de -9,1%. Las exportaciones caerán -23% y la pobreza alcanzará a 230 millones de personas (45 millones más).

Unas 33 millones de personas caerán de los estratos medios a la pobreza, de tal manera que 8 de cada 10 personas en la región (490 millones) van a requerir un ingreso básico y políticas universales. La desigualdad llegará al 5% en promedio y el desempleo afectará a 44 millones de personas. Además, 2,7 millones de pequeñas y medianas empresas van a cerrar.

Precisó que los países enfrentan esta crisis con recursos limitados debido al repentino colapso de sectores como el turismo y la disminución de los precios de los productos básicos. En el caso del Caribe, puntualizó, el alto servicio de la deuda limita el espacio fiscal para la respuesta del COVID-19.

La máxima representante de la CEPAL advirtió que las medidas para enfrentar la pandemia darán lugar a un crecimiento de la deuda pública en 2020. Por ello, se requiere acceso a financiación en condiciones favorables y paralización del servicio de la deuda para países que no tienen acceso a los mercados financieros.

Subrayó que la CEPAL apoya el alivio de la deuda para la resiliencia en el Caribe, así como el establecimiento de mecanismos de reestructuración de la deuda soberana para los países de ingresos medios.

Alicia Bárcena enfatizó además en la necesidad urgente de reformar la arquitectura financiera internacional y afirmó que la estabilidad financiera debe considerarse como un bien público mundial.

“Se debe ampliar el apoyo financiero a los países pequeños de ingresos medianos altamente endeudados y vulnerables al cambio climático”, subrayó.



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