El aprovechamiento del bono demográfico en Guatemala
- 29 Ene 2019

Desde el 2015 el país experimenta un periodo que comprende 35 años, denominado por economistas como “bono demográfico”, etapa durante la cual la población joven y productiva del país (de 15 a 34 años) será el segmento más amplio de habitantes, lo cual abrirá una oportunidad de desarrollo acelerado.
El núcleo de habitantes de esta generación tendrá la posibilidad de mejorar las condiciones del país, según la estimación esta generación será de 2.4 millones de habitantes que nacieron entre el 2015 y el 2020. El sector privado del país califica el bono demográfico, del 2015 al 2050, como la “condición de oro” para que se genere un desarrollo económico significativo. Sin embargo, el desafío para lograrlo se basa en focalizar la inversión nacional para garantizar mejores oportunidades de salud y educación para la población más joven. Según estadistas e investigadores económicos, durante el bono demográfico el país experimenta una disminución de la tasa de natalidad. “Eso se empieza a comprobar en la capital. Hace 10 años tenía una tasa de cinco niños nacidos vivos por cada mil mujeres en edad reproductiva (15 a 49 año), mientras que en la actualidad es de 1.7. En otros departamentos es de tres, pero habrá tendencia a la disminución” explica Jorge Benavides, investigador de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala -FUNDESA-.
Evolución demográfica
Según el estudio “Acortemos la Distancia al Desarrollo” de FUNDESA, en el 2012 hubo transición entre la población rural y la urbana del país. La investigación revela que hace cinco años la población urbana llegó al 49 por ciento, y la rural, al 51. Ese año fue cuando ambas poblaciones llegaron a ser similares en cantidad y se evidencia el crecimiento por residir en áreas urbanas
En 1980, el país tenía el 67 por ciento de población rural y el 33 por ciento de urbana. En 1995, el segmento de habitantes rurales era del 63 por ciento y de urbanos era 37 por ciento. En el 2000 se confirmó la tendencia a la equiparación, cuando la población rural se estimó en 57 por ciento y la urbana, en 43 por ciento. “En estos momentos, Guatemala está saliendo de tener una población mayoritaria de niños. En el 2010 se registraba que el 42 por ciento de la población era la niñez y el 33 por ciento, la juventud productiva; eran más los que dependían que los generadores de riqueza” agrega Benavides.
Por otro lado, Fundesa sostiene en sus análisis que la juventud está optando por vivir en áreas urbanas y también adopta formas de vida como tener pocos hijos e incluso no concebirlos.
Según proyecciones, para el 2032, cuando el núcleo de la generación amplia de guatemaltecos en edad productiva esté en su máximo potencial, la población urbana será del 79 por ciento y la rural, del 21. El cambio de población es una de las oportunidades que impulsaría la creación de ciudades y al carecer de esas áreas se está en el momento propicio para desarrollarlas en Guatemala, según el sector privado. “Es positivo porque hay países que enfrentan su bono demográfico con condiciones de urbanización ya desarrolladas. Desde muy temprano crearon ciudades; por lo tanto, cuando llega la generación más grande joven ya no tienen mucho espacio y las ciudades tienden a expulsarlos. Es lo que denominan las bombas demográficas”, señala Benavides.
Además, los análisis de Fundesa establecen que el aprovechamiento de la generación más grande de población en edad productiva, de 15 a 34 años, depende de lo que se haga en la actualidad en cuanto a inversión en educación, nutrición, salud e infraestructura.
Entradas relacionadas
Inicia Sesión para Comentar