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La inmunidad híbrida y cómo te protege contra las infecciones como la del coronavirus

  • 17 Feb 2022
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En octubre de 2020, un equipo de virólogos de la Universidad Rockefeller de Nueva York se embarcó en un proyecto de un año para tratar de anticipar qué formas peligrosas de covid-19 podrían surgir en el futuro.

Si bien el espectro de nuevas variantes aún no preocupaba a los líderes políticos y a los ciudadanos de todo el mundo, los científicos eran muy conscientes de que, casi con certeza, el virus mutaría para volverse más infeccioso y virulento.

El objetivo de los científicos de la Rockefeller era crear una versión artificial de la proteína de espiga de covid-19 -la proteína que el virus usa para penetrar en nuestras células- que pudiera evadir todos los tipos conocidos de anticuerpos protectores que se habían encontrado en la sangre de los sobrevivientes de covid.

Durante los siguientes 12 meses, jugaron con diferentes combinaciones de mutaciones en la superficie de la proteína de espiga hasta que encontraron un conjunto de 20 que parecían hacerla particularmente resistente a cualquier cosa que el sistema inmunitario pudiera lanzarle.

Para probar esta "Frankenspiga" cultivada en un laboratorio, la insertaron en lo que los virólogos llaman un pseudotipo de virus, uno que ha sido diseñado para que no tenga suficiente material genético para replicarse, lo que permite a los científicos modificarlo y comprender cómo se comporta sin ningún riesgo de que se escape.

Inicialmente, las cosas se desarrollaron como se esperaba. Cuando los virólogos expusieron su virus recién diseñado a muestras de sangre tomadas de personas que se habían recuperado de covid-19 o que habían sido vacunadas contra la enfermedad, eludió hábilmente todos los anticuerpos que tenían.

Pero entonces sucedió algo sorprendente. Cuando lo probaron en la sangre de personas que se habían recuperado de covid-19 en 2020 y luego también fueron vacunadas muchos meses después, sus anticuerpos pudieron unirse al virus y neutralizarlo por completo.

"Ver esto fue realmente increíble", dice Michel Nussenzweig, profesor de inmunología molecular de la Universidad Rockefeller y uno de los científicos involucrados en el proyecto.

"Una de las cosas más importantes que hemos aprendido de la pandemia es cómo la respuesta de nuestro sistema inmunitario difiere dependiendo de si hemos sido infectados naturalmente, vacunados o ambos". (Por supuesto, esto no significa que sea una buena idea infectarse intencionalmente, ya que cada infección conlleva riesgos).

Durante los últimos cuatro meses, los hallazgos del equipo de Rockefeller se han observado repetidamente en la vida real.

Las personas que se recuperaron de una infección por covid-19 en el pasado y luego se vacunaron parecen ser más resistentes a las nuevas variantes, desde la delta hasta la ómicron.

Los inmunólogos tomaron muestras de sangre de estos individuos y descubrieron que tenían una especie de "superinmunidad", denominada inmunidad híbrida por la comunidad científica.

Estas personas no solo producen niveles astronómicamente altos de anticuerpos, mucho más que aquellos que acaban de recibir una doble vacuna y la de refuerzo, sino una gama mucho más diversa de anticuerpos, que tienen una mayor probabilidad de encontrar puntos débiles virales, incluso en una forma altamente mutada de covid-19.

Un estudio reciente de científicos en Boston y Sudáfrica encontró que las personas que habían sido infectadas previamente con una forma de covid-19, antes de recibir dos dosis de vacuna y una de refuerzo, tenían una mayor inmunidad contra la variante ómicron, lo más parecido en la vida real al virus artificial de Rockefeller.

"Una vez que las personas que han tenido covid-19 se vacunan con una vacuna de ARNm, se ve que producen una respuesta de anticuerpos que es tres veces mayor que aquellos que recibieron la vacuna sin infección previa", explica Nussenzweig.

Pero la razón por la que estas personas muestran respuestas tan potentes se debe a una faceta de nuestro sistema inmunológico que ha sido pasada por alto durante mucho tiempo, un tipo de glóbulo blanco conocido como células B de memoria.

Estas células se generan en respuesta a un virus y lo recuerdan en caso de que el patógeno regrese alguna vez.

Durante mucho tiempo, sabíamos relativamente poco sobre estas células y cómo se comportan. Pero a través de investigaciones sobre el VIH, el ébola, las enfermedades autoinmunes y ahora la covid-19, estamos comenzando a comprender cuán vitales son para determinar nuestras respuestas tanto a las infecciones como a las vacunas.

El intrigante descubrimiento de la inmunidad híbrida en los últimos meses ha llevado a los científicos a analizar diferentes regímenes de vacunas contra la covid-19 para ver si mezclar y combinar varias inyecciones puede provocar una respuesta inmunológica igualmente poderosa.

Nussenzweig señala que los primeros datos concretos sobre esto comenzarán a surgir más adelante en 2022 y podrían ayudarnos a comprender cómo usar mejor las vacunas y las inyecciones de refuerzo contra otros virus, desde la influenza hasta el VIH.

"Vamos a tener una gran cantidad de datos clínicos e inmunológicos que nos informarán sobre las mejores prácticas", dice.

"Por ejemplo, ¿si le damos una vacuna de refuerzo a las personas que no han sido infectadas, se fortalecen sus células B de memoria además de los anticuerpos que ya están circulando? ¿podrán esas personas manejar mejor una infección posterior de covid-19?".

Wherry predice que la creciente comprensión de las células B en general, a través de la covid-19 también podría generar beneficios en el ámbito de la inmunoterapia contra el cáncer.

Explica que ahora sabemos que las células B producen anticuerpos contra ciertas partes en los tumores, de la misma manera que lo hacen contra un virus.

Las células B también trabajan en conjunto con otros actores del sistema inmunitario, como las células T y las células dendríticas, para crear un entorno beneficioso para atacar ese tumor, y uno de los objetivos de las futuras inmunoterapias es estimular la interacción entre estas células.

"Esa pequeña interacción de tres células está asociada con un mejor resultado para todas las terapias contra el cáncer", señala. "Cada vez que sucede eso, la respuesta es mejor".

Saber cuál es la mejor manera de activar nuestro sistema inmunitario también jugará un papel muy importante para permitir que los sistemas de atención médica respondan rápidamente y reduzcan la mortalidad cuando ocurra la próxima pandemia, algo que la mayoría de los científicos creen que es inevitable.

"Habrá una próxima vez", dice Nussenzweig. "Han surgido tres virus SARS en los últimos 20 años y han causado grandes problemas. No sabemos qué ocurrirá la próxima vez, así que tenemos que estar preparados".

Por: BBC News.



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