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Liderazgo en la era digital

  • 13 Dic 2018
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Por: Ana Rodríguez Santos

Socia directora de DTB Consultores

aprodriguez@dtbconsultores.es


Para hablar del liderazgo del futuro y de las habilidades necesarias para poder ejercerlo en nuestras organizaciones, se hace necesario enmarcar el entorno futuro y actual. Nos encontramos en una era de cambios vertiginosos, en la que los avances en la inteligencia artificial; el internet de las cosas; el Big Data; la realidad virtual; la robótica; la nanotecnología; la ingeniería biomédica, genética y cibernética revolucionarán nuestra manera de vivir y trabajar. 

Experimentamos lo que en el Foro Económico Mundial de 2016 se llamó: la "Cuarta Revolución Industrial", y de la que también nos habla en su libro Klaus Schwab, economista y empresario alemán, fundador de esta organización.

todos estos cambios y avances hacen que nos movamos en unos entornos empresariales volátiles, inciertos, complejos y ambiguos (VUCA), concepto cuyo uso se ha generalizado en el contexto empresarial tras la última crisis financiera de 2008, y desde entonces ha tenido una gran presencia en el desarrollo del liderazgo en las organizaciones. 

Entonces, ¿cuales son las habilidades que se requerirán para poder liderar las organizaciones futuras que se operarán en este entorno VUCA? Y sobre todo, ¿cuáles son los retos a los que se enfrentan los líderes de esta Cuarta Revolución Industrial?


Visión empresarial

Según un informe de Standard & Poor´s, a principios del siglo XX la vida media de las empresas era de 67 años, mientras que hoy es de 15. En la actualizad la volatilidad está presente en todos los ámbitos, en el mercado y la economía, en el comportamiento del consumidor, en la política, en la opinión pública y, cómo no, en las organizaciones empresariales, que son cada vez más cambiantes.

Quienes lideren las empresas en los años venideros van a necesitar una clara visión empresarial, percibir el futuro proyectándose en el tiempo: imaginar nuevos contextos donde deberá funcionar, con nuevas necesidades y recursos, previendo lo necesario para adecuarse a ello y a los posibles cambios que aparezcan en el entorno. También requerirán generar una visión compartida en su equipo, a través de la comunicación, la inspiración y el involucramiento, que permita remar en la misma dirección con determinación y poder virar cuando el cambio en el entorno lo requiera.


Un entorno de incertidumbre

Todos los avances asociados a esta nueva era digital generan entornos de incertidumbre, ya que hacen que hoy en día sea muy difícil, por no decir imposible, prever los acontecimientos futuros. La incertidumbre afecta nuestra capacidad de avanzar, dificulta el anticiparnos a posibles riesgos, pero también a posibles oportunidades. "El peligro de los tiempos turbulentos no es turbulencia, sino que es el actuar con la lógica del ayer", defendía Peter Drucker, considerado el mayor filósofo de la administración del siglo XX.

las organizaciones, por tanto, necesitarán líderes que sean capaces de generar cambios e innovación continuos, que apliquen los rápidos avances tecnológicos en los sistemas económicos de la empresa, que sean disruptivos, digitales, flexibles y ágiles. Por otro lado, esta agilidad en la mejora continua requerirá que estos líderes sean eficientes en el análisis de problemas y la toma de decisiones. Hoy por hoy deben tomar decisiones con cantidades enormes de información que no cesa (big data), y donde todo está interconectado como nunca antes. Estas decisiones deberán estar ligadas a la gestión de factores de riesgo ante la incertidumbre futura, pero que tendrá un impacto decisivo en el desempeño de la compañía.


Mundo hiperconectado

Otra de las características de este nuevo entorno es que vivimos en un mundo ya globalizado e hiperconectado, y permite que las empresas puedan llegar a todo el mundo. Hoy podemos tener en tiempo real la opinión de nuestros clientes; por ejemplo plataformas como Waze o Google Maps monitorean información del tráfico en tiempo real, con millones de personas aportando su información desde su teléfono móvil. Un mundo complejo y ambiguo que va a requerir un liderazgo de global, una mayor actividad de los líderes en su faceta de conectores transversales, no solo entre las funciones, unidades de negocio y divisiones de sus empresas, sino también con grupos de interés externos, desde organismos reguladores hasta clientes, proveedores, ONG o medios. A menudo estas fronteras estructurales y geográficas se solapan incrementándose así los desafíos a la hora de entablar relaciones personales. 

Finalmente, no podemos olvidar el activo más importante de las empresas: el capital humano. Asistimos a una brecha importante entre el talento y la revolución digital. El modelo de gestión de las personas debe cambiar, pasando de un "egosistema" obsoleto, centrado por completo en el bienestar de uno mismo, a la concienciación en torno a un ecosistema que ponga el acento en el bienestar del conjunto. Hablamos de un liderazgo transformador que sea abierto, empático y compasivo; que genere un entorno de responsabilidad solidaria y que fomente la inteligencia colectiva.




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