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“En el camino se construye el paracaídas”

  • 09 Abr 2019
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El empresario Alfredo Atanacio Cader, impulsor de varios proyectos de economía colaborativa en el país, ha descubierto una fórmula para emprender, y esa es “aventarse al barranco y construir en el camino el paracaídas”, pues contrario a eso muchos renuncian a sus ideales por miedo a fracasar.

 

Dinámico, de sonrisa afable al hablar, de vez en cuando volteando su mi- rada a la computadora y moviendo un cubo “rubik” de formar constante entre sus manos, en ese ambiente se desarrolla la plática con uno de los jóvenes empresarios del país, que con su empresa Uassist.ME ha llegado lejos, y ha sido reco- nocido como uno de los 30 emprendedores menores de 30 años a nivel internacional, en un ranking que ha incluido a fundadores de compañías de renombre como Facebook, Ins- tagram y Spotify.

 

Su estilo sobresale del empresario común, le gusta vestir de manera desenfadada, con tenis y ropa casual. Se declara enemigo de las reuniones, y realiza sus funciones desde una oficina más bien sobria, que nada o poco tiene que ver con los éxitos empresariales que a su corta edad ya ha podido lograr. Pero es lógico, pues Alfredo no es de los que se detiene a admirar sus reconocimientos, sino que prefiere concentrarse en lo que lo hace feliz, y eso es emprender.

 

A sus 34 años, una edad que para él ya no implica ser tan joven -lo recalca entre risas- es responsable de generar 170 empleos des- de su empresa Uassist.ME, una firma dedica- da a proveer ayuda administrativa remota y que ofrece sus servicios a unos 300 clientes en todos los continentes, menos la Antártida. Otro de sus proyectos es Point, una comunidad de emprendedores que promueve el networking y apoya las startups más innovadoras de la región.

 

Y su más reciente iniciativa es Live, el primer edificio de coliving dirigido a estudiantes y empleados jóvenes que funciona entre empresas les abre mayores perspectivas de hacer negocios. Y el concepto de Live, que promueve el coliving entre los huéspedes y les permite ser más productivos al vivir más cerca de sus puntos de estudio o trabajo. “Obviamente que son con fines de lucro, pero la idea es causar también un impacto en la gente”, sostiene.

 

Emprender en su ADN

 

Alfredo cree que el emprender está en su ADN. De hecho, recuerda que desde pequeño hacía un recuento de todos los negocios que iba a desarrollar. Descendiente de inmigrantes árabes, creció atendiendo la clientela que lle- gaba al almacén que había fundado su abuelo en los años cuarenta, en Santa Ana. Allí le pa- gaban una comisión por cada venta que hacía, y probablemente eso le hizo trazarse un plan desde pequeño, y ese era que no trabajaría para alguien más.

 en el centro histórico de la

Se pagó sus estudios de Economía y Negocios en la ESEN con su primer emprendimiento, que fue una sucursal del almacén que ya manejaban sus padres en Santa Ana, pero que él había decido abrir en Metapán. Cuando salió de la universidad, sintió que debía trabajar por un tiempo para alguien más. “Eso ayuda a formar el carácter, a ser más tolerante, paciente y perseverante”. Pero su sueño de hacer cosas grandes en los negocios seguía allí tan pal- pitante como en sus anhelos de niño.

 

Según Alfredo, las oportunidades están en todos lados, y solo se debe estar atento para descubrirlas. Algo le dio luces, él vivía en San Salvador, tenía su tienda en Metapán y contaba con una asistente virtual en Santa Ana a la que casi nunca se encontraba de forma personal. Entonces se le ocurrió: “Nunca la veo, está a 45 minutos de distancia, pero no hubiera ninguna diferencia si estu- viera en China. Por qué no hacer lo mismo desde El Salvador pero con gente de otras partes del mundo”, se planteó. En el 2009, con tan solo 25 años, junto a su socio, fundó Uassist.ME.

 

Los inicios fueron traumáticos, recuerda, pues no le salió nada como él había planificado. Junto a su socio, creían que iban a tener una gran demanda al inicio, que muchas personas iban a solicitar el servicio. Pero tuvieron que pasar ocho meses para que pudieran tener $13 de ganancia, justo el mismo mes que Alfredo se convirtió en padre por primera vez. Previo a eso él se había desesperado, al punto de enviar currículos para convertirse de nuevo en un empleado.

 

Ahora que lo piensa, cómo en Estados Unidos, por ejemplo, iban a creer fácilmente en una empresa que recién se había inventado en El Salvador, incluso la gente que buscaban contratar al principio no quería trabajar con ellos. De hecho, aún sigue buscando a la chica que se rehusó a emplearse en su iniciativa y rotundamente les dijo: “yo no creo que les vaya bien en su proyecto”.

 

-Pero ¿qué acontecimiento hizo que la gente comenzara a usar sus servicios?

 

-No hay una receta mágica, y yo no sé si pudiera replicar en otro negocio exactamente lo mismo, pues al final todo terminó siendo una mezcla de suerte y trabajo.

 

Además, todo pasa por algo. Mientras no lograba clientes se dedicó a vender, a contactar gente, a buscar oportunidades. Incluso tuvo tiempo de participar en un concurso del Miami Herald, que escogió su proyecto como una de las mejores ideas de negocios. “Eso nos dio la publicidad que nunca hubiéramos podido pagar”, expresa. Luego de eso, la famosa revista de negocios Inc lo selec- cionó como uno de los 30 mejores emprendedores por debajo de 30 años a nivel mundial. Luego de eso se le abrieron cientos de puertas.

 

Después de ocho años, Uassist.ME se ha posicionado en un servicio que Alfredo describe como “cualquier cosa que no requiere presencia física, siempre y cuando sea legal”. Y eso implica desde diseñar un plano, ofrecer asistencia legal, comprar aromatizantes de avión para una aerolínea, hacer citas para un chamán y organi- zar charlas de conferencistas internacionales; incluso una vez un exnovio los contrató para que le cobrarán una deuda a su exnovia.

 

Tienen entre sus clientes al vicepresidente de Facebook, nadie se podría imaginar que desde El Salvador se le maneja la vida en- tera, sus viajes y sus reuniones hasta en la Casa Blanca. También tienen entre sus clientes a personajes famosos. “Yo creí que nos íbamos a dedicar a reservar restaurantes y vuelos de aviones, pero todos los días es una aventura, no sabemos lo que va a pasar”, refiere Alfredo.

 

Inspirando a otros

 

Este emprendedor comenta que siempre se ha encontrado detractores en el camino que le han dicho que está loco, pero él cree que el mundo es de los locos, y se va a preocupar el día que le vaticinen que le irá bien con sus proyectos. Consi- dera que siempre habrá mil excusas para no emprender, pues aunque en El Salvador es más fácil obtener un préstamo para irse de viaje que para echar a andar una idea de negocio, él cree que la limitante número uno no es la falta de apoyo, sino que tiene que ver con un componente psicológico, pues exis- te mucho pesimismo y baja autoestima, y eso es algo que se debe trabajar desde la infancia y desde el sistema educativo para que las personas se hagan a la idea de que es posible emprender.

 

Por su parte, él recorre universidades, gremiales y otras instituciones que lo invitan a ofrecer charlas y conferencias, incluso ha representado a El Salvador en eventos que reúnen a emprendedores internacionales, y en donde le ha tocado que sacar al país del anonimato. A menudo inspira gente con su historia de esfuerzo y éxito, en las que les cuenta que pudo sacar un negocio adelante solo con una computadora y acce- so a internet.

 

Entre estas actividades y su trabajo también encuentra tiempo para sus compromisos como director de la Junta Di- rectiva de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador. En el plano personal gusta mucho de ir al gimnasio, visitar el lago de Coatepeque para reencontrarse con su familia los fines de semana y disfrutar de tiempo de calidad junto a su esposa y dos hijas.

 

Por ahora, Alfredo desarrolla dos emprendimientos más que aún no es momento de hacer públicos, pero que también tienen que ver con economía colaborativa. Sobre su aspiracio- nes políticas él siente que por el momento es más útil para el país desde el sector privado, incentivando a emprendedores y creando empleos de alto valor. Sobre sus perspectivas de seguir estudiando una especialidad en su carrera dice que su mayor maestría ha sido crear empresas, aunque sí trata de leer todo lo que llega a sus manos y le sea útil.

Sobre qué va a pasar cuando ya no sea visto como un joven emprendedor, Alfredo se apura a contestar.

-Lo que me define no necesariamente es la edad, sino el que los proyectos sean innovadores. Ser joven no significa nada sino se actúa como joven, y ser viejo tampoco significa nada sino se actúa como viejo.



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