no script

Inteligencia emocional para sanar mis relaciones

  • 25 Mar 2019
Image Description

India, un país económicamente pobre, acaba de estrenar el "currículum de la felicidad", un programa educativo sobre las emociones que cuenta con el apoyo del Dalai Lama. Para el líder espiritual tibetano, el objetivo es desarrollar la compasión y la felicidad. Es decir, allanar el camino al bienestar físico y mental y resolver problemas causados por emociones negativas y destructivas, entre ellas la ira, el odio y los celos.

 

El "currículum de la felicidad", que incluye meditación, educación en valores y ejercicios mentales es, sin dudas, una gran noticia sobre la incorporación de la gestión emocional en los sistemas educativos tradicionales.

 

Como expliqué en el libro "El analfabeto emocional", el camino a la espiritualidad, la libertad personal y a la inteligencia emocional debería iniciarse en la infancia, para que familiares y maestros ayuden a los más jóvenes a reafirmar su potencial.

 

Vivimos en un mundo con demasiada gente rendida a la frustración y en un escenario azotado por el terrorismo, crímenes machistas, xenofobia y apología del odio. Sencillamente, los protagonistas de tales desastres carecieron de formación emocional. Y, como ya se sabe, una instrucción escolar de calidad no es suficiente para formar seres humanos equilibrados.

 

En una comparación muy ilustrativa, el psicólogo Guy Winch dice que los niños aprenden higiene dental desde los cinco años, pero nadie les enseña en materia de higiene emocional. "¿Cómo es que pasamos más tiempo cuidando nuestros dientes que nuestras mentes?", se pregunta el lúcido Winch.

 

En un país con los retos y las dimensiones de India, el programa podría convertirse en un excelente experimento para el mundo entero. Ya sus habitantes, como he comprobado en tantos viajes y eventos celebrados allí, han dejado sobrada constancia de su actitud frente a la adversidad.

 

¿Y qué sucede en el resto del planeta? En México, Argentina, España, Dinamarca o Estados Unidos, entre otros países, hay experiencias interesantes en este sentido, aunque pendientes de generalizarse en todo el sistema educacional.

 

Cómo gestionar nuestras emociones

Desde que comienza nuestro proceso educativo formal o de "domesticación", nos obligan a acallar nuestras emociones. Sobre todo aquellas calificadas como "negativas" o "tóxicas". Poco a poco vamos anestesiando nuestro mundo emocional, evadiéndolo y recurriendo siempre a la razón para resolver cada situación retadora que se nos presenta.

 

Tal y como la define su creador Daniel Goleman, la inteligencia emocional está constituida por todas aquellas capacidades y habilidades para aceptar, comprender y gestionar nuestras emociones y las de quienes nos rodean.

 

Uno de los mayores beneficios de la inteligencia emocional está relacionado con la capacidad sanadora de nuestras interacciones. Comencemos por la principal relación que debemos cultivar: con nosotros mismos. ¿Cuántas veces nos dejamos derrumbar por una emoción tóxica como la culpa o el resentimiento hacia nosotros mismos? ¿Qué tan compasivos somos cuando cometemos un error?

 

Por supuesto que podemos cuestionarnos y permitirnos un momento de tristeza, cuando la situación lo amerite. Significa ver a la cara al dolor y decirle: "Te reconozco y te permito estar aquí hasta que yo lo decida".

 

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la depresión es una enfermedad que afecta a 350 millones de personas en el mundo. Cuando esa misma fuente afirma que el riesgo de suicidio en la población depresiva es 30 veces mayor al del resto de la población, se encienden todas las alarmas.

 

Asimismo, las relaciones con terceros pueden ser sanadas a través de la inteligencia emocional, ya que nos permite estar más centrados en lo que sentimos y cómo se combina e interrelaciona con lo que puede estar sintiendo el otro para lograr consenso y empatía, lo que se traduce en bienestar.


Debemos gestionar nuestras emociones y regalarnos relaciones sanas y duraderas. La gran pregunta es cómo sería el mundo si todos hubiésemos sido educados emocionalmente desde la escuela primaria. Ya el gran Aristóteles decía: "Las emociones pueden ser educadas y a la vez utilizadas a favor de una buena convivencia". ¿Cómo es posible que, tanto tiempo después, no hayamos sido capaces de reaccionar ante la evidencia?


Resume


Ismael Cala es licenciado en Comunicaciones y Periodismo de York University y fundador de Cala Enterprises. Es autor de best sellers y conferencista internacional experto en liderazgo, excelencia, emprendimiento y felicidad productiva. www.IsmaelCala.com,Twitter: @cala,Instagram: ismaelcala,Facebook: Ismael Cala.



Entradas relacionadas


Inicia Sesión para Comentar

Aliados