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El reto de ser competitiva como madre y profesional

  • 29 May 2019
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Vive entre dos experiencias totalmente diferentes, pero ambas las describe como maravillosas. “Si estoy en el trabajo me hace falta estar con mi hijo, pero si estoy con mi hijo me hace falta el trabajo”, dice. Entonces, Sindy Alvarado, Senior de Auditoría de Grant Thornton, lucha cada día por encontrar el equilibrio perfecto.

 

De su hijo Mateo, de dos años, Sindy se enamora cada día, y procura llegar a tiempo del trabajo para ser siempre ella quien lo duerme entre sus brazos. Sólo después vuelve a sacar la computadora para adelantar con algo que se le quedó pendiente de la oficina. “Pero ya él me vio, ya lo sentí, cuando con un abrazo ya se me ha pasado todo el cansancio”, comenta.

 

Ser profesional y madre a la vez son dos roles vitales para ella. Su trabajo le permite tener un estatus, ser independiente, sentirse realizada porque en su día a día es competente. Pero un abrazo de su hijo es incomparable, la experiencia más bonita que le ha pasado en la vida. “Lo veo y no puedo creer que haya salido de mí, que sea tan lindo”, externa.

 

Se convirtió en madre de Mateo a los 26 años, y luego de estar los primeros tres meses con él se enfrentó al dilema más grande de su vida. El corazón de madre la llamaba a quedarse con su hijo, y por eso consideró junto a su esposo la posibilidad de quedarse con el bebé por dos años. Pero también visualizó que estar fuera del mundo laboral implicaba perder actualización en cuanto a aplicación de leyes y normativas. También pensó que entre más tiempo se quedara cuidando a su hijo iba a ser más difícil dejarlo. Así que se armó de valor, lo dejó bajo el cuido de la abuela y volvió a internarse en el apasionante mundo de las auditorías fiscales y financieras, esas que la llevan a permanecer la mayor parte del tiempo en las empresas de los clientes.

 

No es un trabajo fácil, por el contrario, a menudo requiere jornadas absorbentes, en especial de marzo a mayo que es la temporada más agotadora, pues deben correr con los informes fiscales y financieros. A veces se les vuelve imposible salir con el tiempo, y entonces toca quedarse.

 

Pero ella tuvo la suficiente valentía, y desde que se convirtió en madre habló con su jefe. “Le dije que podía rendir sin parar toda mi jornada, pero no más allá de las 6 de la tarde”, recuerda. “Debo acostar a mi hijo, después de eso si puedo adelantar un poco desde mi casa”, le dijo. Entonces su jefe le contestó de la siguiente manera: “está perfecto, tú conoces tus obligaciones”.

 

Deben romper paradigmas

 

Sindy, de 28 años, cree que las mujeres tienen un reto más grande, pues en muchas empresas aún tienen el paradigma de que las mujeres no se quedan hasta tarde porque son madres, o que piden permiso para llevar a los controles a sus hijos. “No en todos lados es posible conseguir un buen empleo, a veces se cumplen todos los requisitos, menos ser hombre”, señala.

 

En la firma le han dado la oportunidad de asistir casi a todos los controles de su hijo, pero cuando se le hace imposible porque no puede cambiar una reunión con el cliente, entonces se auxilia de la tecnología para solicitar después las indicaciones de la pediatra. También le sirve para estar pendiente de su hijo durante el día. “Lo veo y hablo con él antes de que haga su siesta o que coma, puedo decirle buen provecho mi amor”, sostiene. Esto le permite sentirse más cerca, aunque no sea físicamente.

 

Sindy planea estudiar su maestría en los próximos meses, podría ser administración y finanzas aunque ella también tiene otras pasiones. Por ahora descansa poco, pero aun así cree que es posible organizarse. El fin de semana empieza el sábado después del mediodía, tiempo que aprovechan, junto a su esposo, para llevar al niño a un parque o comerse un helado.

 

El acompañamiento de su esposo es clave para salir con todo en su vida ajetreada. “Si yo cocino, él cambia el niño y le hace el biberón. Si por algún motivo me siento mal, él cocina y hace cosas de casa”, refiere. Sindy ama ser mamá, pero también sabe que si se descuida en el trabajo se queda por debajo de los demás. “Y si me desatiendo de mi hijo, él no me siente”, agrega. Entonces a diario se enfrenta al gran reto de ser competitiva en todos sus roles.



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